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Tres “pases” a Agüero

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Lo del Manchester City fue bastante duro. Semanas después de que su técnico le diese públicamente por eliminado, el equipo pasó a depender de sí mismo tras el empate entre el CSKA y la Roma en el partido de las seis de la tarde. En principio, la carambola debería haber sido una inyección de adrenalina que contrastase con la motivación del Bayern Múnich, que, con la Bundesliga encarrilada y el liderato del grupo de Champions garantizado, no volverá a jugar un partido más o menos decisivo hasta finales de febrero. Contra natura -que no contra pronóstico-, el plantel liderado por Guardiola mostró una agresividad muy superior a la de los necesitados. Desde el minuto 1.

El FCB empezó saliendo largoCabe suponer que no se debió a la motivación, porque esta vez el City (4-3-3 con Fernando, Lampard y Milner de medios) sudó lo que pudo. La diferencia de energía era más producto de la claridad de su idea que de un plus de concentración. Además, Pep, que contra Pellegrini siempre va a cuchillo porque sabe que sus equipos son lentos a la hora de leer las novedades que plantea su rival, ordenó a su Bayern un juego directo en el inicio del encuentro que seguramente confundió a los skyblues, que con su dibujo de tres centrocampistas, Jesús Navas y su deseo de victoria querrían presionar arriba. El juego directo en sí no funcionó porque Kompany, Mangala y Fernando formaron un triángulo poderoso contra Lewandowski, pero el Bayern, a través del factor sorpresa, ya había obtenido la iniciativa que buscaba. Como ocurre casi siempre.

Højbjerg supo alejarse del balón para mejorar el juego bávaro.

Desnortado el Manchester City, el Bayern Múnich se dispuso a hacer su fútbol. A pesar de las bajas, supo desarrollar su juego de posición mejor que en el choque de ida, aunque con asterisco. En lo referente a ir de abajo a arriba, el funcionamiento era óptimo. A partir de un 4-3-3 simétrico y sin ajustes extraños, los hombres de atrás solían encontrar compañeros a la espalda de las líneas inglesas con una fluidez inusual, de las que evidencian un buen trabajo. Su orden táctico era dominante. Y dentro del alto nivel del colectivo, que se consiguió por puro sistema, Højbjerg y Arjen sobresalían. El primero, teórico pivote usado a menudo como carrilero que ayer ejerció de interior izquierdo, supo despegarse de su zona predilecta y esconderse detrás de Milner siendo a su vez una opción de pase activa, lo que fue básico para que el passing-game muniqués pudiese progresar y, por tanto, ser positivo. Su posición como interior apenas duró 20 minutos, hasta la expulsión de Benatia, pero fueron buenísimos y, sobre todo, marca Guardiola.

El Bayern remontó el 1-0 con 10 porque estaba siendo mejor.

Rafinha y Xabi, mal en salidaTras la roja a Benatia, provocada por un excelente pase de Lampard hacia el latifundio que separaba al marroquí y a Boateng del portero Neuer, aquéllo que apartaba a los bávaros de la excelencia se acentuó: las pérdidas en salida de balón. En especial por mediación de Rafinha y un Alonso que, aunque marcó, quizá ni siquiera alcanzó el aprobado. No tuvo su noche. Y como el sistema del Bayern era muy agresivo, como metía casi todas sus piezas por detrás de la primera línea de presión citizen y hacía reposar el juego entero sobre solo tres hombres (los centrales y el mediocentro), sus pérdidas eran de alto riesgo. De hecho, eran más graves que frecuentes. Y Kun, aunque tuviera que esperar hasta el 85, no perdonaría.

En el segundo tiempo, Nasri pasó al centro y dividió la posesión.

Hasta los dos golazos de Agüero -que previamente había recibido y convertido el penalti-, el guion del segundo tiempo fue mucho más pobre que el del primero. Después de la roja, en lugar de mantener el triángulo en el medio y dar libertad a dos puntas, Pep había decidido formar un doble pivote con Højbjerg y Alonso y dejar a Robben, Ribéry y Lewandowski arriba, exponiéndose a una inferioridad numérica en el centro del campo que en el primer periodo no le afectó porque el City careció de medios capaces de esconder el balón. Tras el descanso, Milner y Nasri invirtieron sus puestos, yendo el inglés a la banda y el francés al medio, convirtiéndose en un problema para un Bayern que no sabía robar. No obstante, aun con la posesión dividida, tampoco es que pasase a ser desbordado. La línea adelantada, con un Boateng bastante proactivo, sobrevivía bien ante un City cuyo único recurso constante era el balón a Navas. Solo dos pérdidas no-forzadas, una del propio Jerome y otra de Xabi, permitieron al Kun encarar a Neuer. Le batió en ambas y remontó el partido. Es lo que tiene tener a Agüero.


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